cuando todos lo hacen,
no es mayor castigo, 
que no ver nacer,
al poeta de mi ventana,
al sol de mis mañanas;
mi inspiración me engaña.
Al correr del tiempo,
le siento lento, 
cada segundo que tarda,
todo el fuego del alma, 
en consumir el cuerpo entero;
cenizas en su cenicero.
Canciones fallidas,
estrellas molidas,
la vida no siempre es justa,
la balanza es intensa;
por no decir alterada,
mejor no decir nada.
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