domingo, 7 de marzo de 2010

aicnanoseR

Pero un día, se sorprendió de ver su reflejo en el espejo (ya no quiere más arrugas). Desde entonces, no perdió más el tiempo con trivialidades y se fue al grano (al más sobresaliente de su horrenda nariz). Es como si algo o alguien hubiera o hubiese interferido en su propio pensar. Algo o alguien... o ambas o ninguna, pero no se quedaría tranquila hasta lograr terminar lo que empezó una vez, aunque duela en el camino, siempre la felicidad y la vejez traen sabiduría y esperanza. Demencia y senectud, perversiones. Dolores del septenio.

Personalmente, fuera de la vida de la señora Prudencia, siento que hay una virtud que deberían vender al por mayor y daría parte de mi no-sueldo para obtener una máxima cantidad de ella. Si es que me sigues realmente (...) perfecto, como diría una musa por ahí.

Dah, nota 2 para mí.

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