jueves, 31 de marzo de 2016

descifrando a(dios)

Qué tan hondo puede calar en ti la religión? No es que esté en contra (ni a favor), pero me lo pregunto porque hoy también lo escuché en la calle. Las primeras ideas que me envuelven sugieren que mi personalidad es, en algunas muchas situaciones, atraída por personalidades de idolatrías. Dogmas idólatras. Pero nunca esta idolatría es compartida por mi, porque yo no tengo ídolos; no creo en la desvalorización ni en las decepciones eventuales, no creo en superioridad extremista. Mi pensamiento ya no es tan mágico, no es tan pueril. Pero en ti me cuesta confiar, hermano, en ti y tus variables ajenas a lo humano. Tus garras, tus ojos lunáticos. Realmente crees lo que dices? Realmente crees lo que piensas? Y dices lo que piensas?
Yo digo lo que pienso y pienso lo que digo, pienso que jamás antes había sido tan directo como hoy en día, y que, en desmedro de la complacencia, trazados de un futuro sincero aparecen en mi zona de confort. Como la religión, que es zona de seguridad de muchos. Como mantenerse ocupado, que es zona de seguridad de otros. Y de momento, rompimos el esquema. Mas aquí se sigue sintiendo como señales mezcladas. Entonces?

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