domingo, 27 de julio de 2014

S

No me tengas miedo ni mucho menos pena, no necesito escuchar tus palabras de papel y encontrar tu mirada de acero. No necesito nada de ti. Ni amor ni odio. No necesito que cada vez que intento algo estés ahí, no quiero simplemente. Ni siquiera en mis sueños te encuentro, pero cada día que pasa estás de alguna forma abstracta. Ahí. Recordándome, acechándome. Revirtiendo con astucia lo que alguna vez nos dijimos. ¿Y ahora qué? ¿Qué pretendes?

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