viernes, 13 de abril de 2012

Raphaël

Si pudiera definir en tan solo una palabra lo que pasa por mi cabeza en este momento sería: satisfecho. Estoy completo, he logrado organizarme bien, a pesar del desorden en mi interior y en mi departamento. Pero este fin de semana, alias 'el último' (que es una vil mentira) voy a tratar de organizar el exterior. Mi interior, poco a poco, va adquiriendo forma nuevamente; mi alma se alinea al son del sonido rechinante de mi bicicleta, que va casi sola por las calles de Santiago a altas horas de la madrugada sin importar más nada (incluso dejando las llaves adentro), mientras yo floto en un universo paralelo carente de gravedad. Creo que es el camino correcto antiestrés (antistress).

Creo que estoy haciéndolo bien. De hecho, mi cerebro me felicitó. Logro discernir entre lo necesario y lo accesorio: he avanzado a un nivel superior. No sé si se podría llamar madurez a estas alturas (o en estas alturas). Pero estoy feliz hoy. Mi líquido cefalorraquídeo no va a dejar que entren ideas alocadas e inverosímiles, no voy a sobrepensar más y voy a rendir como el pequeño niño que aún soy (en ciertos ámbitos, pues soy un adulto joven por definición). Feliz, aunque me quede una pila enorme de expedientes que analizar. Podríamos decir que estoy llegando al perfil correcto. Ññ.

No hay comentarios.: