lunes, 10 de octubre de 2011

(CPD4E de leyenda la o) Elendil Mablung

(...)

TA.

Comenzamos un proceso que no tiene fin. Tú y yo. Siento que no podría explicar en palabras tan simples lo que siento por ti. Por ahora, en este preciso momento, sólo quiero que sepas que eres único. Que las promesas que hemos hecho se van a cumplir. Que las reglas que hemos impuesto se están cumpliendo. Que todo lo que he dicho se ha cumplido. Que..

Me vi en ti, te reflejaste en mi. Establecimos las bases de la reciprocidad y de la periodicidad. Y ya  mi corazón quiere explotar para siempre. No sé bien que pasa, los límites son borrosos. Supongo que tú sabes todo mejor que yo. No creo que estas palabras sirvan para expresar todo lo que has logrado en mi. 

Nos contamos todo. Constatamos que el cielo es azul y que los museos son lo nuestro. Incluso un día rozamos nuestras manos sin querer. Caminamos distancias inimaginables, pedaleamos aventuras infinitas. Durante un tiempo fuimos como dos animales y poco a poco nos convertimos en ellos. 

Quise más de lo que pensé que podría llegar, aspiré siempre a más. Ambos sabíamos lo que pasaba. Ambos sabemos lo que pasa. Lograste despojarte de tu armadura de pretéritos. Logré conciliar mis carencias y falencias. Logramos unirnos en un pacto ya conciso; si bien conciso, difuso. 

No me di cuenta. Me robaste el aliento y el corazón. Te robé palabras que en un futuro podrían darme ánimo, y siguiendo el ejemplo, te animé. Te regalé sonrisas, sorpresas y reflexiones. Me diste días de sol. Y yo absorbí la soledad de tus bailes.

No sé en que instante sucedió. Yo fluía y vivía en presentes. Tú no entendías que pasaba. Yo no entendía o procuraba no entender. No sé en que instante sucedió que nuestras almas se tocaron. Ascendieron a tal punto, que ya eran prácticamente invisibles. 

No olvidaste cerrar los ojos en el momento preciso. Yo no perdí oportunidad alguna de demostrar lo que sentía, lo que siento. Y tú vacilaste. Evalué la situación nuevamente. Te mostraste pleno. Puse en juego todas mis habilidades interpersonales para tratar de dilucidar tu mente. Al principio dudé. Pero el destino tenía algo completamente distinto preparado. 

Vas distante. Yo ocupado. Comentas una que otra cosa. Te hablo. Me hablas. Un giro radical en mis sensaciones, un vibrato emocional. Llegas y calmas la tormenta que acechaba mi cabeza. Y yo no me imaginaba, que en un dos por tres, lograría darme cuenta de lo real que una ilusión puede llegar a ser. 

Con el tiempo me había vuelto de piedra, escéptico. Y en eso apareces, deslumbrante, pero sutil. Me percato tranquilamente de tu presencia, que lentamente se fue haciendo parte de mi vida. Tú escribes. Yo escribo. Quizás a veces nos leíamos. Los caminos son estáticos, mas el tiempo se caracteriza por su dinamismo. 

Y así fue. Te vi por vez primera un 23 de enero. Con la luna en mi nariz, no recuerdo bien en que contexto estábamos. Yo era un poco huraño, tú sonreías en esencia. Yo era un incrédulo en ese entonces, un desastre. Vivía en el reino de la desorganización, de lo incomún.

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