viernes, 18 de junio de 2010

House of cards

(Corrientedelaconciencia, escrita hace 2 semanas exactas)

Algunas veces no me entiendo, siento que soy un extraño para mi mismo y hacia mi mismo también. Algunas veces trato de ocultarlo, trato de vencerlo, pero tiendo a caer de nuevo. Soy fuerte para ciertas cosas, lo sé, pero me cuesta un poco el descifrar mi mundo interior, cuando siento un vacío en mi estómago, un nudo en el corazón. Pienso que todo está bien, pero de noche llegan a mi las ideas y pensamientos más bizarros, los más incomprendidos; aun así, sigo feliz. En general, soy feliz. Me gusta serlo.

Suelo pensar que ser detallista es algo bueno, pero nunca (hasta este preciso momento) se me había ocurrido relacionarlo con esta sensación de desconfianza e inseguridad, en el sentido que hay ciertos detalles que reactivan los más nefastos pensamientos - emociones en mí. Soy un manojo de problemas que no existen, que se autosolucionan, que desaparecen de pronto; se contrarrestan con las cosas (detallísticas) hermosas de la vida.

Estoy seguro que mi inseguridad es la causa principal. Estoy seguro que ya había superado esto y por circunstancias de la vida.... una recaída inútil; más intento no parece afectado y confiar en lo que creo, abstraerme de lo malo, dar un paseo por el mundo de la nada: pensar nada, hacer nada. O por el contrario, hacer todo, hacer algo, mantenerme ocupado.

A veces, quisiera escapar de todo y olvidar. Olvidar que existo por un momento, olvidar que tantas cosas buenas se convierten en malas, son opacadas. Y todo es producto de mi mente, se supone. Es cosa de dejar todo ir, fluIR, del modo en que he podido hacer, pero ya no más. Cuanto he retrocedido, nuevamente, para estar en esta arena movediza, en el punto de partida, en un abismo sin fondo. No quiero más esto, siento que me arreglo con cautela y estoy seguro que me destruyen. No me destruyo solo, ¿o sí?

No quiero dudar más. Sé que nadie va a lograr cambiarme, pero mi subconsciente no puede llegar a un consenso, tal que los pequeños detalles buenos sean los que aumentan. Es completamente así, en realidad, pero los malos también se amplifican, lo cual es la razón de esta corriente. No quiero más eso. Quiero poder disfrutar, poder dejar un poco más al azar, preocuparme menos quizás. Entonces, mi esencia de persona mezclada con mis adquisiciones maquiavélicas son un arma de doble filo; letal. Por lo demás, ya no puedo ni pensar en una especie de solución. Intento verlo por fuera. Lo logro y todo, lo sé. Soy bueno en eso. Pero, ¿por qué cresta no puedo aplicar mis consejos, mis soluciones, mis geniales ideas en mí mismo?

¿Tengo que dejar de ser tan sensible? Me gusta ser así, pero me estorba con la realidad. Me encanta, porque me hace bien. Pero mezclado con lo asqueroso de mi inseguridad y mi falta de confianza, el estar a la defensiva para no salir más herido, dañado, es lo que me mata lentamente; no me deja disfrutar. O sea, claro, disfruto todo, pero últimamente llega un momento y ¡PAF!... pienso weas, pienso weas y p*tamadre! Back to basics.

¿Qué hace falta ahora? Aparte de esas malditas y pequeñas estupideces, que no son tan estúpidas; bueno, de hecho... no son estúpidas. No lo son para nada, hacen desconfiar, son malas. Ah! Son imbéciles, no valen la pena. En verdad, no es nada y yo debería dejar la indagación, y hacer lo que nunca creí que pude haber hecho, o más bien, prefiero seguir con mi esencia e intentar ocuparme mucho y ser el más directo, como acostumbro a ser.
Ya me siento un poco más aliviado. No, en realidad, me siento más liviano. Lo de aliviado no sé más. Odio esto de tener todas las herramientas para ser feliz y serlo en un 90%. Me odio un poco, es verdad, hace tiempo que no me sentía disconforme conmigo mismo. Hace tiempo que no dejaba todo salir al papel. Hace tiempo que no... no sé, quiero dormir mucho y despertar y que todo esté perfecto, 100%. Suena un poco egoísta, pero es necesario... aun tengo fé de que, tengo ganas. Ganas de que una vez vuelva a ser el más feliz del mundo. Tiempo y paciencia.
Todo marcha cual tren. Todo es color de rosa, excepto en mi mente, porque ya no puedo distinguir si es así, o sólo quiero convencerme una vez más / menos. ¿Y si me las doy de psicólogo? Sería entretenido. Podría sentir el peso del pasado y convencerme aun más de que el problema imaginario (que en realidad no es tan imaginario) no es imaginario (?) y no tiene el paso permitido.
Citando a la china: "you wanna laugh, you wanna cry, you cross your heart and hope to die... 'till it's over (...) but soon again starts another big riot!" Una canción para cada momento de la vida es mi filosofía, las canciones...

Ay! Tranqui por el camino, exaltado por el descanso, impaciente para siempre, paciente intransigente. Quiero que me regalen una sonrisa y una señal, no señales mezcladas, porque soy tan weón que sigo sin poder discernir nada. ¿Y me quejo? Soy el peor, soy el peor, lo sé. Soy el peor, soy el peor, soy el peor... soy lo peor. Peor, peor, peor, peor. Y ya ni siquiera sé porqué :C! No me quiero así, para nada.

Tanto ánimo que transmito y no le puedo hacer caso. Adverso un poco, hostil. Don't wanna be here no more. No sé como me soportan, me bajó toda la depre. De rial depre. Quiero explotar mucho y llorar caleta (un poco). Exagerado un poco, pero no sé, el día así me potencia. Ya, ando sensible, ya ando roto. Echado a perder, de lado lo feliz y dichoso que puedo llegar a ser, eventualmente. No lo puedo echa a perder esta vez. ¿La pasada fui yo? Claro, me arrastro y todo y me cansé. Convencedme que no fue mi culpa, no valía la pena morir. Volver a la superficialidad sería la salida fácil, pero no. Morir! Muerte al sistema de penas necesarias. No ahora. Ándate y no vuelvas. Entrelázate con la inseguridad y todo sería demasiado óptimo. Yo sería el mejor weón del mundo con lo que me entrega la vida, dejando de lado un par de weas... pero al fin y al cabo...

¿Qué sería la vida sin un par de cosillas sobrantes y delirantes?




No hay comentarios.: