domingo, 13 de diciembre de 2015

lo nuestro

Cuántas montañas he de cruzar
para recordar la real naturaleza
de todos los colores que tú
y tus ojos de príncipe
tienen son del sol de verano;
cuando tendríamos esos momentos temerarios
cuando prolongaríamos los silencios
cuántas montañas
para recordar esos ojos.

Cuántos ríos he de cruzar
para recordar la real naturaleza
de todos los sabores que tú
y tus labios de inocencia
mueven pequeños átomos en mí;
a veces, tendríamos frío polar
a veces, temblaríamos un poco
a veces, me dejarías helado
cuántos ríos
para recordar esos labios.

Cuántas playas he de cruzar
para recordar aquel pelo
y su real naturaleza
lacio y suave como ningún otro
intenso como nuestra noche más larga;
mientras tú tocarías mi espalda
mientras yo inmiscuiría mis dedos en él
cuántas playas desiertas
para recordar aquella textura
de tu pelo.

Cuántos bosques he de atravesar
para encontrar tu nariz
y su perfecta naturaleza
tan radiante como la aurora boreal
rígida y ágil como ninguna otra
tan suave, fina y propia
cuántos bosques oscuros
para recordar semejante agudeza
de esa nariz tuya.