Sólo tú puedes darme dolores de cabeza tan placenteros que me he vuelto dependiente a tus cambios de ánimo irracionales; que me he dedicado a romper el esquema temporal. Mi antipaciencia se ha ido a las nubes. A veces no me reconozco. Me has hecho mantener mi naturaleza ansiosa y fugitiva en cautiverio. Me has enseñado a controlar impulsividades pasadas. Has logrado hacer florecer en mí energías renovadas que no sabía que tenía, pasiones ocultas y misterios inconclusos de inteligencia artificial que son dignos de rescatar dentro del baúl de competencias. Y aquí me tienes, de rodillas, suplicando bidireccionalidad. Me contienes en tormenta y en calma, mientras yo sólo pido comprensión (en silencio). Sé que confías en la importancia relativa de las cosas, aunque tu meta clara está, el camino es incierto. Sólo piensa bien antes de soltar barbaridades catastróficas. Y si tienes tino, te lo digo en chino: 爱.
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