La gente no miente en la verdad.
Se siente en sus manos temblorosas,
al tratar de trazar una línea en el pavimento roto.
Tanto hielo y tantas coincidencias nos van sumando.
Mas al final todos se mueven y es difícil ser el único que queda.
Identificarse con cada latido natural es duro.
Tomar el sentir y objetivarlo en realidades,
que un día ya no estarán enredadas,
que pronto se derretirán en la primavera.